Las elevadas temperaturas de Jaén durante la noche, las cenas copiosas y el alcohol hacen que conciliar el sueño sea difícil durante esta época
A quien no le ha pasado eso de tumbarse en la cama, preparado para dormir, después de un día intenso, y no poder pegar ojo. Todo el mundo ha sufrido alguna vez una noche de insomnio y de vueltas en la cama y lo curioso es que estas noches son mucho más frecuentes ahora, en verano, que durante el resto del año. Además, todo tiene un motivo y en este caso la no conciliación del sueño se puede explicar e incluso evitar.
María López es neumóloga y trabaja en la consulta externa de la Unidad del Sueño del Complejo Hospitalario de Jaén. Aunque ella trata a diario a pacientes con patologías mucho más serias como trastornos cardiorespiratorios del sueño, conoce a la perfección los problemas que existen en verano para conciliar el sueño.
«Las altas temperaturas disminuyen el número de horas de sueño. Nos acostamos más tarde porque es cuando bajan las temperaturas y nos levantamos antes porque es cuando suben y ya no se puede estar en la cama», apunta la neumóloga como primer problema típico de estas fechas. Y es que el sueño es una necesidad básica para nuestro organismo y como tal, hay que cuidarla. Es importante ser constantes en la hora. Acostarnos siempre a la misma hora y dormir el tiempo que sea necesario para nuestro cuerpo.
Otro problema derivado del calor es que nos despertamos mucho en mitad del sueño y «cada vez que nos despertamos todas las fases del sueño deben comenzar otra vez», explica la especialista. El sueño es tan delicado que hasta las cosas más insospechadas influyen en él. Es el caso de la melatonina, que es una hormona de la piel, cuya concentración en verano baja por el mayor número de horas de luz y provoca que el sueño sea menos reparador. «Hay países donde incluso en esta época se comercializa la hormona».
Alcohol y comilonas
También el alcohol empeora el sueño, aunque eso ocurre durante todo el año. El problema ahora es que llegan las vacaciones, los días están libres de obligaciones y beber alcohol y comer fuerte durante la cena se convierte en algo frecuente que para nada beneficia al descanso.
Y por su puesto, el calor. No hay que olvidarse que a más de 24 grados conciliar el sueño es casi imposible. Algunos expertos recomiendan no usar aire acondicionado y recurrir a otros medios, pero María López es de otra opinión. «Se puede usar perfectamente el aire, lo que ocurre es que hay que ponerlo a una temperatura moderada y poner un recipiente con agua en el dormitorio pata mantener la humedad de la habitación».
Puede parecer que el ambiente de la habitación carece de importancia, pero todo lo contrario. Es también muy importante que el dormitorio invite al sueño. Debe estar ordenado, oler bien, tener la temperatura adecuada e incluso estar decorado con colores que provoquen relajación, como los tonos pastel.
Pero si poniendo en práctica todos estos consejos, aún así sigue dando vueltas en la cama, la neumóloga da una serie de consejos: «Hay que llevar una dieta equilibrada, beber mucha agua, hacer cenas poco copiosas y esperar dos horas después de cenar antes de acostarse».
Si no cumple estas condiciones sepa que dormir mal influye en muchos aspectos de nuestro carácter y de nuestro día a día. «Dormir mal cambia el humor, estamos más irritables, con mal humor y con pocas ganas de hacer nada», asegura la especialista. «La noche está para dormir y si no se descansa bien estamos generando más probabilidades de sufrir una enfermedad o de padecer un infarto».
También la siesta es típica en estas fechas. Está presente todo el año pero en vacaciones hay mucho más tiempo para poder echarse un rato después de comer. «La siesta es buena para la salud, pero hay que tener en cuenta que no debe de durar mucho , sobre todo porque si nos levantamos de la siesta tarde nos acostaremos también tarde por la noche, dormimos menos horas y el sueño no será reparador». También a mediodía, al igual que por la noche, es importante que la comida no sea muy copiosa si después nos vamos a acostar.
Problemas serios
Estos pequeños trastornos del sueño se quedan en nada si hablamos de los casos que a diario pasan por la Unidad del Sueño y por las manos de la neumóloga María López, y del responsable de la Unidad, José Nieto.
Sólo en el primer semestre del año, 1.620 pacientes han pasado por esta unidad. De ellos, 450 eran nuevos pacientes y el resto (1.170) eran revisiones de personas que ya habían presentado su problema en esta unidad.
Mientras que para unos meterse en la cama es el mejor momento del día, el que permite descansar y reparar el estrés sufrido durante toda la jornada, para otros las horas nocturnas, las del sueño, son una auténtica pesadilla. Lo curioso es que en la mayoría de las ocasiones el que tiene el problema no es quien lo percibe y decide pedir ayuda. Según explican en la Unidad del Sueño, la mayoría de los pacientes acuden a su consulta acompañados por su pareja, que son quienes sufren uno de los síntomas más destacados, los ronquidos.
Apnea
Los problemas con el sueño pueden ser problemas de Neumología o de Neurología, aunque es cierto que los más frecuentes son los primeros. En esta unidad se trata todo lo relacionado con la función pulmonar, la patología de respiración. Es lo que se conoce como apnea del sueño. Un problema al que muchos de los que lo sufren no le dan toda la importancia que tiene. Y es que si la apnea no se trata puede acabar provocando en la persona efectos muy graves a nivel psicológico, psiquiátrico, cardiovasculares, neumológicos, sexuales e incluso hipertensión o arritmias.
La gran señal para detectar la apnea obstructiva del sueño son los ronquidos. «Casi todas las personas que sufren apnea son roncadoras potentes, pero no todos los que roncan tiene este problema». La explicación científica a esta enfermedad es que los centros respiratorios del cerebro mandan la orden de respirar, los músculos se mueven, pero el canal está cerrado. «Podríamos compararlo con lo que ocurre con una manguera cuando se dobla y no pasa el agua», dicen los especialistas.
El caso es que los pasos a seguir empiezan por la consulta de Neumología y si todos los síntomas apuntan a que puede tratarse de apnea, el paciente tendrá que pasar por la Unidad del Sueño, situada en el Neveral, y donde habrá de pasar una noche vigilado por las cámaras y las máquinas que detectarán cualquier anomalía en el sueño de esa persona. Cada minuto de la noche se registra en un ordenador y por la mañana los especialistas analizan los resultados.
En el primer semestre de este año, 344 jienenses han tenido que someterse a esta prueba cada año, según los datos de la unidad.