Cuando el cerebro deja de dar la hora en punto
Investigadores de la UMU estudian cómo el insomnio y los cambios en el ritmo vital desajustan el reloj biológico y aceleran el envejecimiento
¿Por qué tenemos más hambre en unos momentos del día que en otros? ¿Por qué la tensión arterial es mayor durante las horas de luz que por la noche? ¿Por qué cambia la temperatura corporal, la fuerza muscular e incluso nuestro sentido del humor en unos u otros momentos de la jornada? Hace tiempo que los científicos descubrieron que el organismo está programado gracias a un reloj biológico -también llamado circadiano- que se encuentra en el cerebro. Con los años, este reloj se va deteriorando. Las diferencias entre el
sueño y la vigilia se atenúan. De alguna manera, los tiempos y ritmos corporales se desajustan en las personas mayores. Es un síntoma del proceso natural de envejecimiento. Por eso, a los científicos les preocupa que, por culpa del estrés, las horas robadas al
sueño y los ritmos de vida cada vez más artificiales, las personas vuelvan locas las manecillas de su reloj biológico antes de tiempo, y el organismo envejezca más rápido de lo que debería. Eso es precisamente lo que está estudiando el Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia (UMU), dirigido por el catedrático de Fisiología Juan Antonio Madrid. En el proyecto participan una decena de universidades y centros españoles. En total, están siendo analizados 3.000 pacientes de más de 65 años. El objetivo es «medir el grado de envejecimiento biológico» de una persona a partir de un estudio de sus ritmos naturales. «Los mayores no duermen igual -explica el profesor Madrid-. Las diferencias entre el
sueño nocturno y la vigilia se van atenuando, se van perdiendo las diferencias entre el día y la noche».
Por culpa del trabajo, los hábitos de ocio y hasta la televisión, las personas estamos cada vez más acostumbradas a romper con lo que nos marca el reloj biológico. «El trabajo a turnos se está extendiendo. Hay mucha gente que una semana se levanta a una hora y a la siguente a otra completamente distinta». Además, se roban horas al
sueño para disfrutar del fin de semana o del programa de televisión favorito. Todo eso tiene consecuencias. «Lleva a un envejecimiento prematuro», advierte Juan Antonio Madrid. Es algo que ya se ha comprobado en animales de laboratorio.
Todas estas cuestiones están siendo abordadas en el curso Cronobiología del envejecimiento, organizado por el Colegio de Médicos y la Universidad de Murcia. Además, hoy arranca un ciclo de conferencias bajo el título Hábitos saludables en el envejecimiento con la participación del doctor Eduard Estivill, que hablará sobre alteraciones del
sueño. Las alteraciones en el reloj biológico están detrás de muchos casos de
insomnio. Este reloj es el que da lugar a la liberación, durante las horas nocturnas, de una hormona conocida como
melatonina, que llega a todas las células del cuerpo e indica la entrada en la fase de
sueño. La
melatonina aparece desde las nueve o diez de la noche hasta las nueve de la mañana, aproximadamente. La luz reduce prácticamente a cero la producción de esta sustancia. Durante la noche también se producen otros cambios. La tensión arterial, por ejemplo, baja. «Si eso no ocurre, si se produce hipertensión nocturna, hay riesgo cardiovascular».También hay cambios en la fuerza muscular. «Lo normal es que el mínimo se sitúe entre las seis y las ocho de la mañana, mientras que el máximo de fuerza muscular se alcance sobre las ocho de la tarde».
Cada organismo, sin embargo, es distinto. Hay personas «vespertinas». Tienden a despertarse tarde, «se levantan con poco ánimo, con mal humor, sin apetito ni ganas de hablar. No memorizan bien. Por el contrario, por la tarde y noche están en su momento óptimo». Mientras, a los «matutinos» les gusta levantarse pronto, tienen apetito al despertarse y les gusta trabajar por la mañana. Por supuesto, «en todo esto influyen los hábitos familiares, culturales y sociales, pero existe un sustrato biológico».
Útil contra el cáncer
El estudio del reloj biológico tiene muchas aplicaciones posibles. Una de ellas es la lucha contra el cáncer. El Laboratorio de Cronobiología que dirige Juan Antonio Madrid está desarrollando un estudio junto al grupo de Anatomía Patológica de la UMU sobre la capacidad de la
melatonina -la hormona que libera el propio organismo en la fase de
sueño- para frenar el desarrollo del melanoma. Conocer esto puede servir de ayuda a la hora de establecer tratamientos. En general, las terapias contra los distintos tipos de cáncer pueden ser más efectivas según la hora del día en que se suministren, de acuerdo a lo que el reloj biológico marque en cada paciente en concreto. «Es posible que sea mejor que un enfermo reciba quimioterapia a las ocho de la mañana que a las seis de la tarde, o viceversa», explica el profesor Madrid. Todo depende de la división celular. Si la terapia se aplica cuando las células tumorales están en plena división, será más efectiva.
Fonte:
www.laverdad.es