El investigador del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente” (INP), Alejandro Nenclares, denunció que existe un abuso de parte de médicos en la adscripción de psicotrópicos como las benzodiazepinas para trastornos del sueño, cuando está comprobado que estos fármacos, en lugar de aliviarlos, crean adicción y agravan más el problema.
En entrevista con La Jornada de Oriente, el psiquiatra explicó que las benzodiazepinas y otros fármacos que se utilizan como hipnóticos no fueron diseñados para curar trastornos como el insomnio; si se adscriben para ello, abundó, es porque uno de sus efectos secundarios es provocar sueño.
Indicó que en México sólo existen cuatro medicamentos indicados para corregir el insomnio, que están fuera del grupo de las benzodiazepinas. Sin embargo, por falta de capacitación o información, son pocos los doctores que recomiendan este tipo de fármacos.
Además, agregó, la venta de dichos fármacos representa un gran negocio para las cadenas farmacéuticas.
Otra de las causas por las que se ha disparado el consumo de benzodiazepinas, precisó, es porque la gente se automedica, sin saber que éstas producen más daño que beneficio.
El investigador resaltó que en la clínica del Sueño del Instituto Nacional de Psiquiatría todos los días se ven casos de pacientes adictos a las benzodiazepinas, ello debido a que tuvieron una adscripción errónea por parte de sus médicos.
Se estima que en México tres de cada cinco personas sufren trastornos del sueño, pero el insomnio, la apnea del sueño, el síndrome de las piernas inquietas y la narcolepsia son los más comunes.
El Instituto Nacional de Psiquiatría publicó en el mes de abril de 2009 un artículo de Omar Minaya, Óscar Ugalde y Ana Fresán en el que destaca que en México el abuso de fármacos de prescripción como las benzodiazepinas es más prevalerte en adultos mayores de 65 años, sobre todo en mujeres.
Advierte que en adultos mayores el abuso y uso inapropiado de las benzodiazepinas adscrito para el control de la ansiedad e insomnio en adultos mayores, se ha relacionado con “un alto riesgo para su abuso y dependencia”.
Resalta que en el desarrollo de dependencia a dichos fármacos se presenta uno o más signos de la llamada “dependencia fisiológica”, un síndrome residual que aparece cuando se suspende o disminuye su dosificación o tolerancia a los efectos de la sustancia cuando se prescriben por más de cuatro semanas, incluso a dosis terapéuticas. El INP alerta que estos fármacos pueden causar amnesia anterógrada, amnesia global transitoria y déficit en el razonamiento verbal y en el procesamiento sensorial.