La interrupción de los ritmos circadianos y los trastornos de los patrones normales de sueño podrían ser parcialmente responsables del aumento del riesgo a desarrollar esclerosis múltiple (EM) en los adolescentes.
Para este estudio, que aparece publicado en la revista Annals of Neurology, se examinaron dos estudios y se comparó el número de casos de esclerosis múltiple entre los que trabajaban de noche o con horarios de turnos, ya fueran regulares o alternantes; y los que no.
Los resultados mostraron que los que trabajaron en turnos nocturnos, durante más de tres años antes de los 20 años de edad mostraban una probabilidad del doble de desarrollar EM que aquéllos que nunca habían trabajado en horarios nocturnos.
La restricción del sueño asociada con el trabajo en el turno nocturno aumenta el riesgo de ciertos problemas de salud, entre ellos la enfermedad cardiaca, los trastornos del tiroides y el cáncer, probablemente al interferir con la secreción de la melatonina y al aumentar la respuesta inflamatoria.