La melatonina debería ser instaurada como cotratamiento de elección
Darío Acuña Castroviejo, catedrático de Fisiología
Samuel Cañadas / DIVULGA
La vejez, la enfermedad y la muerte son aspectos que preocupan a cualquier persona en algún momento de su vida. Son muchas las novelas y películas, incluso las historias reales, en las que alguien se obsesiona por conseguir la eterna juventud y vivir para siempre. Desgraciadamente para muchos de esos románticos, la ciencia está lejos de hacer sus deseos realidad.
Con los pies en la tierra, gerontólogos y geriatras se dedican a conocer los entresijos y a remediar, en la medida de lo posible, los efectos de un fenómeno que afecta a todo ser vivo. Entre ellos está el profesor Darío Acuña Castroviejo, catedrático de Fisiología y secretario del Instituto de Biotecnología de la Universidad de Granada, médico especialista en Análisis Clínicos en el Hospital San Cecilio, en la misma ciudad, y coordinador de la Red Nacional para el Estudio del Envejecimiento. Su grupo de investigación es pionero, a nivel mundial, en estudios sobre los efectos de la hormona
melatonina como remedio a importantes achaques de la edad.
Acuña es uno de los investigadores españoles más reconocidos en la actualidad, con cerca de 150 publicaciones en revistas de impacto internacional, como Free Radical Research, Experimental Gerontology, Journal of Pineal Research y Fronters in Bioscience.
¿Por qué envejecemos?
R.- Bueno, hay varias teorías sobre el envejecimiento; se pueden clasificar en dos grandes grupos. En primer lugar, las teorías estocásticas se refieren a aquellos procesos aleatorios, que pueden condicionar el envejecimiento y que se estudian mediante análisis de probabilidades. En este grupo se engloban principalmente las mutaciones genéticas, acumulación de productos de deshecho, teorías inmunológicas y la teoría de los radicales libres. Las teorías deterministas, por otro lado, proponen que los procesos de envejecimiento están programados en el genoma de cada individuo. Entre otras, se incluyen aquí las teorías de la telomerasa, que implica una división finita de las células, y las teorías evolutivas, que sugieren que el envejecimiento es un proceso necesario.
¿Y por cuáles de ellas muestran más interés los investigadores?
R.- La principal, y sobre la que más experimentación y hechos científicos existen, es la teoría de los radicales libres. Desde su propuesta inicial en 1965, prácticamente todos los experimentos que se han realizado han supuesto un apoyo adicional. En 1975 el profesor Jaime Miquel propuso la teoría mitocondrial, que se basa en que son las mitocondrias las que mayor proporción de radicales libres generan, por tanto, las que antes se dañan y originan la muerte celular. En la actualidad, nosotros trabajamos sobre una modificación de esa teoría, que es la que hemos llamado teoría inflamatoria mitocondrial. No solo tenemos en cuenta los radicales de oxígeno, sino también los de nitrógeno que se forman como consecuencia de los procesos inflamatorios del envejecimiento.
¿Qué enfermedades van asociadas al envejecimiento humano?
R.- El envejecimiento en sí es un proceso fisiológico, pero la pérdida de capacidades que éste significa condiciona la aparición de patologías asociadas al mismo, aunque no debidas a él. Éstas son las que aparecen más frecuentemente con la edad, como los procesos neurodegenerativos y el propio cáncer.
¿Cuáles de ellas están siendo contempladas en su trabajo?
R.- Hay que decir que trabajamos sobre la teoría inflamatoria mitocondrial, porque pensamos que el daño ocasionado a éste orgánulo, por los radicales de oxígeno y de nitrógeno, es la causa principal que desencadena el envejecimiento y muchos procesos degenerativos. Entre ellos, nosotros trabajamos en parkinson y shock séptico como modelos de inflamación y daño mitocondrial.
¿Y qué tienen en común?
R.- Aunque las causas son dispares, envejecimiento, shock séptico y parkinson comparten mecanismos fisiopatológicos similares conducentes a la disfunción mitocondrial. En todos los casos existe una reacción inflamatoria, de distinta intensidad, aguda en la sepsis, subaguda en el parkinson y crónica en el envejecimiento.
¿En qué consisten esos mecanismos?
R.- Aunque con diferente intensidad, todas ellas llevan a la inducción de factores proinflamatorios, como el enzima óxido nítrico sintasa inducible (iNOS) y citoquinas proinflamatorias. Nosotros demostramos en nuestro laboratorio que, tras la inducción de la iNOS, se induce también en la mitocondria una forma inducible de este enzima, a la que se ha llamado óxido nítrico sintasa mitocondrial inducible (i-mtNOS). La inducción de la i-mtNOS condiciona un aumento muy elevado de óxido nítrico (NO) que lesiona de forma irreversible la mitocondria, reduciendo su capacidad de producción de adenosín trifosfato (ATP), la molécula que proporciona energía a la célula, de forma que la viabilidad celular se reduce, aumentando las posibilidades de muerte celular.
¿Qué papel juega la hormona
melatonina en sus investigaciones?
R.- Nosotros estudiamos dos aspectos de la
melatonina: uno, para evaluar su mecanismo de acción y funciones, y dos, para valorar su aplicación clínica, de acuerdo a las directrices propuestas en los distintos programas marco de la Unión Europea, donde específicamente se recomienda la investigación sobre el uso de compuestos naturales para el tratamiento de patologías.
¿Cómo interviene la
melatonina en los procesos que ha mencionado?
R.- Nuestros estudios han demostrado un efecto antioxidante y antiinflamatorio directo y específico de la
melatonina a nivel mitocondrial. Inhibe la expresión y actividad de la iNOS y la i-mtNOS, reduce la producción de NO, protegiendo a la mitocondria del daño producido por este proceso inflamatorio. Además, depura los radicales de oxígeno de la mitocondria. Esos dos efectos de la
melatonina se acompañan de un aumento de la capacidad para producir ATP. En consecuencia, la célula tiene más ATP disponible para todos sus procesos vitales, incluidos aquellos que ponen en marcha los mecanismos de defensa frente a agresiones. Como el mecanismo de acción es proteger y aumentar la función de la mitocondria, la
melatonina es efectiva en aquellas patologías donde haya un fracaso mitocondrial. En nuestros modelos experimentales hemos comprobado cómo la
melatonina previene el daño oxidativo y nitrosativo en ratones con envejecimiento acelerado; previene el fallo multiorgánico en ratones sometidos a un shock séptico, reduciendo significativamente la mortandad y aumentando su longevidad; en modelos de parkinson, la
melatonina previene el proceso neurodegenerativo, restaurando la funcionalidad de la sustancia negra, una estructura del cerebro que se daña en esta enfermedad.
¿Y es efectiva la hormona?
R.- Es altamente efectiva. Se metaboliza a otros metabolitos activos en el organismo, lo que potencia su eficacia; y carece de efectos colaterales importantes. Además, su vida media en plasma es de unos 20 minutos, así que no presenta problemas de acumulación. Tampoco presenta fenómenos de tolerancia ni adicción. En los modelos experimentales que he indicado, pero también en todos aquellos en los que los radicales libres jueguen un papel importante, la
melatonina debería ser instaurada como cotratamiento de elección.
¿No existe un tratamiento farmacológico basado en ella?
R.- Se está realizando ya en diversos países del mundo, incluyendo algunos de la Unión Europea. En Italia, por ejemplo, se usa la
melatonina como oncostático. Asimismo, se usa para prevenir, con altísima eficacia, los efectos colaterales de la quimioterapia, que son debidos a los radicales libres. También se usa para el tratamiento del shock séptico en recién nacidos, habiendo reducido la mortandad a cero en este grupo de pacientes. Nosotros, que hemos sido los primeros del mundo en demostrar el efecto antiséptico de la
melatonina, todavía no hemos podido aplicarlo a la clínica, por la prohibición que existe en nuestro país, aunque tenemos en marcha estudios de este tipo que se realizarán tras la obtención del permiso correspondiente.
¿Y dónde podemos encontrar la
melatonina?
R.- La
melatonina es un compuesto natural, se produce en todas las especies animales. En el hombre, además de en la glándula pineal, la
melatonina se produce en la mayoría de los órganos y tejidos, desde la retina hasta el intestino, pasando por las células del sistema inmune, ovario, testículo, etc. También está presente en el reino vegetal; en las plantas actúa como hormona de crecimiento. Nosotros ingerimos
melatonina con la alimentación normalmente; está presente en cereales, semillas, frutas y verduras, en las algas está en concentraciones muy elevadas, y en el vino tinto. Existen preparados comerciales en el mercado, que se pueden adquirir en farmacias, bien como medicamento en algunos países, bien como suplemento nutricional en otros. De momento, en España está prohibida como medicamento.
¿Se puede cubrir una dosis efectiva de
melatonina solo a través de la dieta?
R.- Es difícil de decir en la actualidad y requeriría una adaptación de la dieta que quizás no sería lo más idóneo. Se trata de hacer unas tablas de alimentos con alto contenido en
melatonina y mezclarlos en forma de raciones para conseguir la ingesta de la cantidad que se requiere. Para la actividad normal de un sujeto sano probablemente sea suficiente; pero si queremos usar la
melatonina en dosis mayores, o hacemos una ingesta muy específica, con alto contenido en algas, por ejemplo, o es más práctico tomarla en forma de las pastillas o cápsulas.
¿Cree que en el futuro podrán curarse esas enfermedades asociadas al envejecimiento?
R.- Eso es impredecible.
¿Cómo ve los avances en gerontología los próximos años?
R.- Creo que en los últimos años se ha hecho un avance importante en el estudio experimental y clínico en este campo. En los últimos cuatro años he coordinado una red para el estudio del envejecimiento, financiada por el Instituto de Salud Carlos III, que englobó a seis nodos de distintos centros de España, donde estudiamos, desde el punto de vista experimental, muchos aspectos de los procesos de envejecimiento, como los que he comentado. Actualmente, se ha cofinanciado y ampliado la red, con lo que esperamos avanzar más en este campo, tanto desde el punto de vista experimental como clínico.
Fonte:
www.bg.profes.net