Sistema hormonal y melatonina



Con el termino hormona se entiende la sustancia química que, secreta en los líquidos corporales de particulares grupos de células (glándulas endocrinas) determina su efecto sobre otras células del organismo; entonces las glándulas endocrinas secretan hormonas que actúan a distancia sobre zonas del cuerpo llamadas órganos blanco, estimulando las funciones para que están concebidos. Algunos efectos hormonales se manifiestan en pocos segundos, mientras que otros requieren incluso muchos días antes de empezar y luego duran durante semanas, meses o incluso años.
Los efectos de las hormonas son complejos. Una sola hormona puede tener diferentes efectos en diferentes tejidos, y en el mismo tejido pero en momentos diferentes de la vida. Además, algunos procesos biológicos están bajo el control de singulas hormonas, mientras que otros requieren interacciones complejas entre hormonas diferentes.
La función hormonal implica cuatro pilares esenciales para la vida: mantenimiento del equilibrio del ambiente interno; producción, utilizo y conservación de la energía; crecimiento y desarrollo; reproducción.
Una característica del sistema hormonal es la ritmicidad de su liberación en circulo, con picos que se repiten con intervalos regulares que varían según la edad, el sexo y el tipo de hormona. Estos ritmos pueden variar desde minutos hasta horas, días, semanas o incluso periodos mas largos; asistimos además a ritmos diferentes en las diversas épocas de la vida, durante las horas del día y de la noche y en estaciones diferentes, y esto nos indica las relaciones profundas que existen entre el sistema hormonal y el ambiente que nos rodea. De esta forma se establece la conexión entre el ambiente interno con sus funciones (a través de sincronizadores internos) y el exterior con sus variaciones (sincronizadores externos) a las que hay que poderse y saberse adaptar.
Las hormonas son substancias que hacen de mensajero entre el cerebro y las células, poniendo en relación entre ellas las varias zonas del cuerpo y determinando el ritmo y la armonía de las funciones orgánicas y influenciando profundamente tanto la producción celular de energía, que las reacciones estrés/adaptación. Existen de hecho muchas relaciones entre el sistema hormonal y el sistema nervioso, precisamente por lo que concierne la generación y el mantenimiento de los ritmos vitales.

El reloj biológico predispuesto a la puesta en marcha de estos ritmos reside en un pequeño núcleo cerebral situado justo detrás de los ojos, el núcleo supraquiasmático o NSC. Las células nerviosas del NSC transmiten mensajes químicos periódicos, alternando aproximadamente doce horas de “encendido” y doce de “apagado”; este ritmo está incorporado y no depende de ninguna situación, tanto interna como externa al mismo organismo, y por esto el NSC se considera la fuente de los ritmos circadianos (o sea, cotidianos) del cuerpo humano.
El pase siguiente es lo de transmitir el ritmo generado por el pequeño núcleo (que entonces resulta programado, siendo parte de nuestro ADN), a todo el cuerpo, cuyas funciones deberán estar sintonizadas y sincronizadas, o sea tendrán que adaptarse a dicho ritmo. Por esto el NSC señala a las glándulas pineales de producir la melatonina, que circulando en el torrente sanguíneo, abastecerá al cuerpo las informaciones sobre la condición de tendrá que adoptar, o sea “encendido” o “apagado”.
Es importante añadir que nosotros, los seres humanos, somos criaturas diurnas y que estamos programados para actuar durante del día, y estar en casa en la cama durante la noche; por esto la melatonina (hormona predispuesta al descanso y a la recuperación) se produce durante la noche, con un pico interno a las 3 de la madrugada. Resultará entonces claro que el reloj biológico tendrá que estar sincronizado no solo con el ambiente interno, sino también con el mundo exterior, para que al organismo lleguen siempre los mensajes correctos sobre la hora del día o de la noche en la que se encuentra (no olvidéis que el NSC se encuentra en estrecho contacto con los ojos).
De hecho, cuando la luz del sol (o otra fuente de luz intensa) golpea los ojos, se envía el mensaje que imposta el reloj biológico en la fase de “apagado” y no se produce malatonina. Aproximadamente doce horas más tarde, el reloj biologico se enciende y s+esta señal indica a la glándula pineal de volver a producir la hormona. La glándula suelta la melatonina en la sangre y el sistema circulatorio la lleva en mil millones de células del cuerpo; las células recibirán así la señal de oscuridad.
Resumiendo, la melatonina circula en todo el árbol sanguíneo, abasteciendo el cuerpo con las informaciones sobre la hora del día, sintonizando así las dos grandes redes del cuerpo, el sistema nervioso y el sistema endocrino. Este ultimo, por su parte, modulará todas las funciones de los varios órganos en relación a las diferentes horas del día y de la noche, creando aquella armonía que conocemos bajo el nombre de salud y bienestar.
¿Podemos imaginar, con los hábitos que tiene actualmente el genero humano, cuantos y cuales desequilibrios de ritmos vivimos en cada instante de nuestro día? ¡No creo sea posible cuantificar la medida de nuestra distancia desde los ritmos biológicos grabados dentro de nosotros y que constituyen nuestro patrimonio para la salvaguarda de la salud! Y además todo esto se manifiesta como incomodidades o síntomas que implican siempre el sistema hormonal y consecuentemente el sistema inmunitario.
Debido a cuanto dicho anteriormente, es necesario entonces subrayar el enorme beneficio aportados por los integradores a basa de melatonina, que pueden actuar para reequilibrar los ritmos y ayudar en la terapia de la mayoría de desequilibrios o patología endocrinas. Y mucho más…



Dott.sa Maria Teresa Ventrella





Key Melatonin
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